El SIDA

El SIDA, ese gran conocido… Pero, ¿realmente le conocemos bien? ¿Sabemos quién es? ¿Cómo es? ¿Qué ha venido a hacer aquí? Muchas son las preguntas que podemos plantearnos sobre el virus del VIH o virus del SIDA (síndrome de la inmunodeficiencia adquirida), pero dudo mucho que la mayoría de la población sepa responder a todas correctamente. Así pues, dedico este artículo a aclarar algunas de las dudas que a mi parecer pueden ser interesantes, aliñándolo todo con unas cuantas anécdotas esperanzadoras.

El virus del VIH es pequeño, esférico, con una envoltura y una cápside de proteínas que lo protegen. Su material genético se resume a una hebra de ARN (cadena monocatenaria). Para quienes no lo sepan, la forma de trabajar de cualquier célula parte del ADN, es decir, este virus tiene que molestarse en que su ARN pase a ADN para poder duplicarse o realizar cualquier otro pasatiempo que le pueda interesar, por ejemplo, integrarse en la célula infectada, es decir, entrar a formar parte del individuo seropositivo.

Este virus tiene especial debilidad por nuestros linfocitos T (CD4+), aunque también le es plato de buen gusto los monocitos (macrófagos), las células dendríticas, las células de la microglía del cerebro entre otros. Esto tiene que ver con el tipo de receptores de estas células. En términos más técnicos, las proteínas virales gp41 se localizan en la ya mencionada cubierta. A ellas van unidas las gp120, que sienten un peculiar y peligroso amor por nuestras proteínas (receptores) CD4 que se encuentra en la superficie de los linfocitos T.

Por desgracia, no podemos deshacernos ni de los linfocitos, ni de las células de la microglía, ni de ningún blanco fácil del virus del SIDA. Así pues los estudios deben enfocarse desde otro punto de vista para frenarle los pies a tal epidemia. La pregunta inmediata que se nos debería venir a la mente es: ¿si no puedo combatirlo, porque aún no se sabe cómo hacerlo, cómo lo evito? Esta pregunta, a mi parecer, no es ningún secreto, el que menos sabe del tema, sabe qué precauciones se deben tomar. Resulta irónico que el número de infectados no haga más que aumentar, es un contrasentido.

Puede uno convertirse en un seropositivo por tres vías principalmente: sexualmente (al no tomar precauciones, el virus se transmite por los flujos vaginales o el semen), por vía materna (si la madre está contagiada, el recién nacido seguramente lo esté también) y por contacto de sangre entre una persona con SIDA y otra sin (por medio de jeringuillas contaminadas generalmente aunque no exclusivamente).

En cierto modo, no deja de ser un juego de loterías. Uno no decide quién va a ser su  madre, ni qué pasado pudo tener, condenándola o no al atroz mundo del SIDA. Tampoco se tiene la culpa de los pequeños accidentes cotidianos que nos hacen sangrar y a los que no prestamos atención alguna. Pero donde más veo la fuerza del azar, es a nivel económico. Todos padecemos igual la enfermedad. Cierto que si se dispone de medios, el sufrimiento puede menguar un poquito, pero todos acaban muriendo… También resulta interesante este tema desde otro punto de vista. Hay personas que nacen con una protección natural frente a este virus. Simplemente, por más que se expongan, no se infectan. Esto sí que no tiene nada que ver con el dinero ni la posición social. Es el azar del genoma y sus mutaciones. Esta es una de las pocas vías que tenemos para curar el SIDA.

Para concluir, sin ser una noticia definitiva ni muchísimo menos, pero sí supone una puerta más abierta, un sendero más que explorar, resumiré brevemente la historia del señor que venció al SIDA. Timothy Ray Brown, de unos 45 años, estaba condenado a muerte. Padecía SIDA y una fuerte leucemia. Sus médicos hicieron oídos sordos al virus y se centraron en el cáncer. Lógico, de sida no se ha curado nunca nadie mientras que el cáncer ofrecía alguna que otra posibilidad. El tratamiento fue el habitual: quimioterapia agresiva. Esto le dejó sin células inmunes. Su situación con cara al futuro era muy poco esperanzadora. El siguiente paso fue el trasplante de células madre (procedimiento que acaba con un tercio de quién se arriesga a llevarlo a cabo). Pero no, este luchador sobrevivió. Casualidades inesperadas hicieron que estás células madre llevasen esa mutación tan rara y tan deseada por todos que te convierte en un protegido natural. Como Timothy ya no tenía células inmunes, las nuevas células del trasplante lo repoblaron todo a su gusto, eliminando todo resto de virus de VIH.

No es una solución segura, es un juego de loterías, pero cada caso positivo, aunque tenga que encarar tantos puntos negativos, supone una mejora a nivel de la investigación… Siguiendo este camino, algún día será una realidad, y la gente dejará de morir por el virus del SIDA.

Bibliografía:

http://pathmicro.med.sc.edu/spanish-virology/spanish-chapter7-7.htm

http://es.wikipedia.org/wiki/VIH#Ciclo_de_replicaci.C3.B3n

http://www.gizmodo.es/2010/12/14/es-oficial-el-primer-hombre-curado-del-sida.html

Foto:

http://www.google.es/imgres?q=sida&hl=es&biw=853&bih=415&gbv=2&tbm=isch&tbnid=twYoZWdG_YEEpM:&imgrefurl=http://www.neeerd.com/post/p7304-campana-visual—contra-el-sida&docid=TtSUZqfXhyb7QM&imgurl=http://img.neeerd.com/7304/7304-21-campana-visual—contra-el-sida.jpg&w=451&h=338&ei=6t-TT8zRL-Wm0QWN_M3PAQ&zoom=1&iact=hc&vpx=66&vpy=98&dur=7503&hovh=194&hovw=259&tx=137&ty=142&sig=103755345573378982606&page=1&tbnh=81&tbnw=112&start=0&ndsp=13&ved=1t:429,r:0,s:0,i:145