En 1976 se celebró la convención de la Legión Americana en Filadelfia. Se trata de una reunión entre veteranos de guerra estadounidenses para conseguir todo cuidado imaginable para aquellos señores que una vez arriesgaron su vida por su país. Pero ese año iba a ser distinto, ese año iba a sumarse a las listas de enfermedades que afectan al hombre una muy peculiar a la vez que mortal. Se trata de la legionelosis o enfermedad del legionario. Los ya mencionados veteranos comenzaron padeciendo esta enfermedad, mostrando síntomas de neumonía: tenían fiebre, escalofríos, tos…
Un año después, en 1977, los científicos lograron dar con el causante de la enfermedad. Se habló por primera vez de una bacteria denominada Legionella pneumophila. La describieron como Gram negativa, con forma de bacilo, y propia de aguas estancadas. Ella solita se valía para causar tanto enfermedades leves (como la fiebre de Pontiac) como una neumonía más severa a modo de infección, afectando al funcionamiento del riñón, provocando neumonías en el tórax, diarreas, dolor de cabeza, etc… Cabría destacar lo peligroso de esta bacteria si se tiene en cuenta que alrededor de un 5% a un 30% que se ve infectado, fallece.
La pregunta es obvia. ¿Qué hacer? ¿Cómo frenar la infección por esta bacteria? Lo primero es saber cómo actúa en el organismo. ¡Qué sorpresa se llevaron los científicos cuando descubrieron que la bacteria Legionella era una excelente albañil. No conforme con entrar en el organismo, Legionella se acomoda y manda a sus fieles servidoras las proteínas a apoderarse de material para construirse una casita, una vacuola, en la que reposar y extender su imperio. Este detalle hace realmente difícil eliminarlas, pues al conocer cómo funcionan nuestras células, interceptan señales y se apoderarse del material creado por nuestras células. Esto hace que nuestro organismo no reconozca la vacuola de Legionella como un cuerpo extraño y no la pueda atacar.
Las proteínas bacterianas, Ank3 y Lem3, trabajan conjuntamente. Ank3 se ocupa de modificar las enzimas encargadas del desplazamiento de las proteínas recién sintetizadas, para que no lleguen a su destino final tras salir del retículo endoplásmico. En cuanto a las Lem3, se colocan fuera de la vacuola y revierten la modificación, así las proteínas de construcción vuelven a ser funcionales.
Por una parte, este descubrimiento nos hace pensar que vamos por un paso por delante de Legionella, pues al saber cómo actúa, se pueden elaborar antibióticos más efectivos, que actúen interceptando las proteínas Ank3 y Lem3, pudiendo dar freno de este modo a molestos síntomas e incluso, en algunos casos, salvando la vida.
Pero, por otra parte, resulta escalofriante pensar que una pequeña bacteria, con un genoma con unos 3000 genes (cuando el ser humano tiene unos 20.000) pueda realizar algo equivalente a una casa, para aislarse y poder seguir reproduciéndose sin que su hospedador le pueda molestar. Para no tener un cerebro con el que pensar, suena a un plan muy retorcido…
Bibliografía:
http://www.muyinteresante.es/una-bacteria-con-dotes-de-albanil
http://es.wikipedia.org/wiki/Legionella_pneumophila
http://www.higieneambiental.com/tratamiento-de-aguas-y-legionella/legionella-infeccion
http://es.wikipedia.org/wiki/Legionella
http://es.wikipedia.org/wiki/Legionelosis
http://microbewiki.kenyon.edu/index.php/Legionella_pneumophila
http://es.wikipedia.org/wiki/Genoma_humano
Foto:
http://www.ecoespacio.es/wp-content/uploads/Legionella-395×261.jpg
Che que nivel. Muy interesante. Esperemos que podamos estar siempre un paso por delante.
Me parece muy interesante.Sigue asi sarahseidel !!! Un saludo
Me siento orgullosa de ti nena¡
si que suena retorcido… =) muy interesante!
muy interasnte …